presentación del equipo de redacción del periódico.

Querido lector, querida lectora, queridos lectores/as:

A través de este breve texto pretendemos dar cuenta de quiénes somos y que motivos nos han impulsado a dar a luz
el opúsculo que lees en este momento en tu pantalla.

El periódico LA CAUTIVA, vió la luz en nuestra bienamada ciudad de Nueva Troya, para venir a llenar un agujero imposible de soslayar y que es el de la ausencia de opinión crítica entre los ciudadanos que aún dentro de murallas, y defendidos del asedio que hace ya tiempo sufrimos, pretendían abrir ventanas al mundo de las ideas, para perfeccionar el espíritu.

Nuestra línea periodística, aunada naturalmente a la mejor tradición de la prensa universal, se apoya en la declaración de los derechos individuales, para hacer prevalecer al ser humano por sobre todas las tiranías que lo sujetan y condenan al anonimato... incluida la actual comandancia de nuestra campaña, en manos del perjuro príncipe Frutos Paris, quien desoyendo el clamor popular, se hizo con un poder inmerecido provocando esta guerra grande en la que penurias y sufrimientos nos tienen sumidos en un silencio de tálamo.

Por esas libertades, a favor de la patria, de la libertad, de la insumisión al tirano; en contra de toda mordaza, de toda compulsión, de arrodillarnos ante soberanos sangrientos, de doblegarnos ante el poder de turno, es que nuestro periódico se yergue enhiesto como estandarte de luz.

viva la república
viva Nueva Troya
viva la libertad
viva LA CAUTIVA!!!!

el jefe de redacción.

para más información concerniente a los periodistas responsables de este medio, referirse a los siguientes vínculos en la red:

www.muxicalahistorietacharrua.blogspot.com
www.dibujolibertad.blogspot.com

LA RESTAURACIÓN Y EL EJÉRCITO NEGRO.



1-

El hombre sintió molestias en su pecho.

Tosió, y comprobó que había recrudecido el invierno en sus pulmones. Quizás se sentía triste, ahora que su debilitada salud de años, volvía a dar pequeñas señas de mal funcionamiento.

Es que habían sido días muy intensos, no en lo aparente, sino en lo real.

Contra todos los pronósticos y a favor de todas las habladurías, el régimen estaba muriendo
apenas nacido.

Desde occidente, las predicciones heráldicas, avizoraban la RESTAURACIÓN.

La otra ciudad luz, no Nueva Troya, sino la otra, era la encargada de alentar tras sus férreos y iranios muros, la voluntad pérfida de restaurar al principe "ultrajado".

Negros y horrísonos nubarrones amontonaba Jove para disuadir a la hermosa Helena de entregarse a los jovenes nuevatroyanos una vez más, ¿y ya iban cuántas?.

En la fértil cuenca del rio platense, la ciudades se ponían en guardia, porque lo que se vaticinaba debía ser acreditado. Y si no, abstenerse de protestar luego.

Muy ingratas resultaban al hombre, estas refelxiones, sobre todo teniendo en cuenta cuanto había él pugnado por convencer de las virtudes republicanas a sus conciudadanos.

Pero la amenaza lo acechaba como una sombra.

Es que él no tenía mayor injerencia en los hechos del poder, ni había príncipe o gobernante que aceptara una opinion suya. Era él, más bien, un ciudadano liso y llano, quizás demasiado ingenioso y lúcido para poder comprender mejor que otros los peligros de la hora.

Mientras todos optaban por acomodarse, él sufría un quebranto de salud.

Nueva Troya seguía su curso, y nadie notaba lo que estaba por pasar.


Fue un día de esos, uno como pudo ser otro, en el que llegó a su puerta el aviso de destierro.

La sorpresa no pudo ser minúscula, LO DESTERRABAN DE NUEVA TROYA.


Al mundo, en usufructuo del ostracismo, él quien nadie significaba en especial, debía partir presuroso.

Perdería de vista la tan amada ciudad, sus noticias no atravesarían el ancho mar para ir a buscarlo.

Se iba.

Se sentía muy triste esa tarde al embarcarse en el puerto de Nueva Troya.


2_
No fueron negras nubes de raso vuelo, sino hordas horriblemente ataviadas, sanginolentas en su albiceleste blasón, las que se acercaron presurosas a sitiar la bienamada ciudad.

Un sitio propuesto por otros para dirimir problemas internos a la vida ciudadana.

Una verdadera invasión.

Nadie podría salvar esta situación sin comprender quiénes eran esos ejércitos que se avecinaban.

Toda la ciudad dormida esperaba el despertar, pasmada en su inocencia, o aterida en su cinismo. Podrían ver a la distancia, extramuros, los áureos reflejos de las bayonetas que esperaban por su presa en las calles de la sitiada ciudad.

Nadie había traicionado a nadie, aparentemente, pero todos esperaban espectantes "su" pronuciamiento.

Todos preguntaban a Helena: ¿quien los manda?

Y cuando la bella nuevatroyana se quedaba sin respuesta, volvían a preguntar; y era la libertad quien contestaba: ¡un rey o un emperador!

El asunto se develó tempranamente, un ejército comandado por un pacto entre caudillos regionales, quizo devolver a Helena a su "legítimo" dueño (el príncipe de ocasión, al que le había sido quitado el "derecho quinquenal de usufructo" de la hermosa hembra).

Era la Nobleza que agraviada en su "aleatorio" derecho al goce, volvía para recuperar "lo suyo".

Botin tras Botin, los reyes y príncipes nacionales, habían procreado en Helena, hermosa descendencia.

Pero adentro , estaba el Pueblo.

Una enorme masa humana, crisol de nacionalidades, todas acriolladas. Un pueblo orgulloso de su escala, de su cantidad y calidad. Un pueblo heroico, quien había escogido a "Libertad" , Marion, la de pies descalzos, como princesa portavoz.


El ejército, cargado de cañones, se avecinaba. Venían sus cohortes, del extranjero, bien pertrechados por el Imperio.


Fué al partir, que nuestro hombre, comprendió en un luminoso "momentum", cual era la causa, y cuales las consecuencias de la amenaza. Y comprendió que al partir, debría recorrer el mundo para averiguar cuáles eran los verdaderos escenarios de tan complejo drama.

Pero antes de abandonar todo lo hecho en favor de la Libertad y la República de Nueva Troya, comprendió que era un "deber", alojar alguna esperanza, que dejara a sus conciudadanos tranquilos, y seguros de si mismos.

Y fué la creación de un EJÉRCITO NEGRO, lo que él planéo, como forma de contrarrestar esa sangrienta afrenta a los muros nuevatroyanos. Creyó, no sin razón, que solo uniendo un ejército negro, al colorado que detentaba las armas de la ciudad; podrían los de adentro derrotar a los recienvenidos, los restauradores"de si mismos".

Por eso,nuestro hombre, sentado en el mismo muelle de embarque, lápiz en mano, redactó las bases y un muy prolijo aunque escueto reglamento sagrado.

"luchar, es luchar por lo suyo, en lo suyo, desde lo suyo, con los suyos"

Opinaba nuestro hombre, futuro paria sin tierra, "ostracón fatídico", que toda pugna por la libertad y la república, que no se aferrara al suelo patrio, no era digna de considerarse.

Pero la afrenta le había sido echada, y ahora,

él tendría que encontrarse en otra tierra.



3_

Llegó, más temprano que tarde, a oidos de Marion.
Era apenas un susurro de la gente, el que la enteraba de las previsiones del desterrado.

Era la hora llegada, de crear un ejército popular: la defensa.

Negros, mulatos, zambos, indios, sardos, vascos, irlandeses,entrerrianos, correntinos, misioneros, paraguayos, chilenos, algún riograndense que otro, noruegos, estadounidenses, ingleses, franceses, rusos, suecos,... y quizás algún turco...

Juntos crearon el ejército negro.

Por blusa una mortaja,

Por cinto, cordel de estiva.
por armas, famosas tijeras enastadas... y algún que otro trabuco de importación.

por divisa.. por divisa...


No había divisa, porque esos hombres, ese pueblo nuevatroyano, se desnudaba de ideales que no fueran vívidos. La divisa era "esa mujer".


Salió jinetenado el viento, como escuadrón pampero, y ante las puertas de la ciudad amurallada, se oyeron voces aguerridas desafiando al intruso. No tardaron en presentarse pequeñas compañias del ejercito sitiador. Quisieron parlamentar, se les dió la oportunidad. Pero el plan ya estaba trazado y les fué muy difícil solapar el engaño.

Solo la presencia de un pueblo "en armas", pudo irritarlos, ya que ellos esperaban lo habitual, es decir lo que un noble aspira, ejércitos de línea.

Pero no los hubo, no hubo línea esta vez(quizas el pueblo nuevatroyano mantenía la herencia guerrera del padre fundador).

Las batallas, o escaramuzas en los alrededores de la ciudad fueron innumerables, y ese aspecto de la guerra, sumado a la hostilidad de las estaciones meridionales, fué mellando la belicosidad de los invasores, quienes nunca pudieron recuperar lo que reclamaban.

Fué gracias al glorioso ejército negro, y a su ideólogo, que Nueva Troya mantuvo sus muros invictos.

Desde el exilio, nuestro hombre sonreía satisfecho, mientras continuaba su tarea concientizadora entre pueblos lejanos.


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